Viva el pogo

350.00

2017
Stencil y aerosol sobre papel
Obra única
50 x 40 cm

 

Solo quedan 1 disponibles

TOXICÓMANO CALLEJERO (Bogotá, Colombia, 1979)        Toxicomano-callejero

De profesión diseñador gráfico y publicista, saltó a las calles como cabeza de un colectivo de artistas urbanos con nobles propósitos que dejan sus mensajes en las paredes para combatir, en sus propias palabras, la moral doble y sencilla, y la ignorancia. Es un auténtico artista urbano, que siempre piensa en la calle como primer soporte para sus obras.

Si bien sus trabajos se pueden ver en las calles de las principales ciudades colombianas, su trabajo ha salido de las calles en ocasiones para cubrir muros de edificios públicos como la Biblioteca Nacional de Colombia. Por lo que el reconocimiento de su mensaje va más allá del mero ámbito urbano y artístico, habiendo pasado al institucional, sin perder su estilo, su potencia y su posición personal..

En su trabajo plasma imágenes y textos que beben directamente del diseño gráfico. Sus influencias artísticas directas provienen de la música punk, en especial de las bandas españolas de los años ochenta, y de la cultura popular mundial, la cultura callejera y las estrategias de la comunicación de masas. Su lenguaje y sus tipografías recuerdan a los pasquines de los años 50, en los que transmite mensajes sociales impecables que permanecen en la memoria durante mucho tiempo. Ha realizado intervenciones urbanas en Alemania, Reino Unido, Colombia, México, y Estados Unidos, y participado en diferentes exposiciones colectivas en Canadá, Reino Unido, España e Italia.

Descripción

 “Mi contribución en general a la exposición viene siendo un tributo o algo así como una resignificación de las mal llamadas malas influencias. Cuando pequeños nuestros padres, y la sociedad en general, tacharon de malas influencias ciertas cosas como los comics, la música, el skate, la vida en la calle, la protesta, las drogas, ciertos personajes, y muchas cosas más. Pero con el tiempo todo cambió. Esas malas influencias resultaron ser buenas influencias, de hecho, las mejores.  Todo lo que se veía como una pérdida de tiempo, resultó ser una ganancia. Los comics resultaron ser la entrada hacia la lectura y las aventuras, la música inspiradora de nuevas maneras de ver la vida mucho más inteligentes y tolerantes; las drogas se canalizaron como puertas hacia diferentes maneras de percepción, y la protesta y la vida de la calle nos hizo más sensibles y solidarios”.