Descripción
Yo sé que Gainsbourg, de primeras, hubiera preferido ser Judas Iscariote en este apostolado. O Jesucristo, no por lo chauvinista que le tocara de su afrancesamiento sino por joder, que a él le gustaba tanto. Un joder desparejado de la maldad, au contraire: aunque a veces pudiera ser torpe ya hecho un Gainsbarrepor efecto del alcohol, su principal móvil era el placer. Porque ¿Qué es Épater le bourgeois más que el juego primordial del niño que desestabiliza los retículos de nuestro bulbo raquídeo y nos abisma al vértigo del asco cuando juega con la caca, se come sus mocos o se mea encima para sentir el placer de la orina calentándole la piernecita? El juego es la clave. Ser jugador, una palabra polisémica que necesariamente aúna en un mismo sujeto sus dos significados: divertimento y apuesta. Aunque volviendo a la primera premisa, si Serge hubiera sabido que iba a personificar al patrón de España y la inquina que los muy y mucho españoles tenemos a los franceses, también habría apostado por Santiago el Mayor.