Descripción
Nadie más oportuno para encarnar a San Pedro, cabeza de la iglesia Cristiana y primer Papa para los católicos, que Nina Simone. Por tres motivos incontestables: por mujer, por negra y por activista por los derechos civiles. Por fortuna, la religión ya no sirve apenas como coartada para negarle el alma a unas y otros, pero los lodos de aquellos polvos siguen manchándonos vergonzosamente y tanto el machismo como el racismo siguen latentes.
¿Alma? ¿Quién podría adjudicarse con más autoridad ese atributo que la alta sacerdotisa del Soul como fue ella significada? Porque Nina, no tiene fans, followers o admiradores; tiene devotos.