Descripción
Felipe, de acuerdo al libro apócrifo, Hechos de San Felipe que un inspirado anónimo le dedica, tenía un mal carácter digno de reseñar. Dice que tras la llegada del apóstol a Hierópolis, tanto él como su hermana y san Bartolomé fueron azotados, arrastrados por el suelo y por orden del procónsul, encerrados en el templo de la Víbora a la que adoraban. El procónsul hizo después que atravesaran los talones de Felipe con dos ganchos y lo colgaran de un árbol a la entrada del templo. Felipe, molesto, abrió un abismo que se tragó al procónsul, a otras siete mil personas, a la víbora y al propio templo. Épico. Jesús le reprendió, claro, por no ofrecer los metatarsos además de los talones, como es preceptivo para todo buen cristiano, a los ganchos del procónsul. Así que hubo de pasar una temporada en el purgatorio antes de tirar para el cielo amén de otros trabajos que podéis guglear. Tan parecido a mi Adorado Alan Vega respondiendo a los objetos lanzados por la horrorizada y alienada concurrencia a sus primeros conciertos con Suicide y cómo, envalentonado llegaba a las manos culminando de la mejor forma esas noches suicidas: a hostias. Para hacerlo perfecto, decir que en la representación de San Felipe, los artistas se han servido a través de los siglos, de la versión del hagiógrafo Jocobo de la Vorágine y su fabulosa Leyenda áurea donde se describe su escatología apedreado en la cruz. Y si vais de nuevo a Google y tecleáis Alan Vega escultor veréis al ínclito con sus esculturas en forma de cruz, hechas con desechos y lucecitas que encontraba en la basura. Tal para cual.